Curioso encuentro
Estaba yo sentado en la ribera del camino, apoyado al muro que rodeaba el albergue donde me alojaba aquella noche y donde hay unas vistas privilegiadas.
Miraba unas colinas cercanas por donde pasa el camino que horas antes había andado yo, y divagaba en no se que reflexiones mías, cuando por aquellas colinas vi a un hombre andando, que venía hacia mi, el cual estaba a una distancia de un kilómetro aproximadamente. El hombre apenas era un pequeño bulto en el paisaje, pero era un bulto móvil, que aunque lento avanzaba inexorablemente. Pasaron unos minutos y vi que aquel hombre llevaba una mochila muy grande y que vestía unos marrones pantalones cortos y una camiseta blanca también corta, pasaron otros cinco minutos, cuando vi que era un hombre mayor, octogenario quizás, con pelo corto y barbas cortas, ambas blancas como la nieve, tenia los ojos azules y llevaba unas gafas viejas y grandes, iba muy sucio , y andaba fatigado apoyándose en un viejo y arrugado bordón con el cual marcaba los pasos y se acercaba a mi.
El hombre estaba ya a escasos cincuenta metros cuando comenzó a ascenderle la cuesta que tienen los puentes romanos y seguidamente comenzó a bajar el lado contrario del puente , se acerco a mi en vez de continuar su camino o entrar en el alberge (como creía yo, puesto que ya era tarde para continuar andando).El hombre media un metro con sesenta o setenta centímetros.
-Joven-comenzó a decir el anciano hombre con una voz no muy ronca y con un tono agradable-¿puedo sentarme junto a ti?
-Por supuesto caballero, el campo es de todos- le conteste, y el hombre se sentó con trabajo, y me miro con una mirada muy penetrante.
A partir de ese momento empezamos a hablar sobre diversas cosas, escuchándole hablar comprendí que era hombre muy sabio, que sabia de muchas cosas, me supo aconsejar sobre mi futuro y como tendría que tomar mis decisiones en adelante. Todo esto me decía el hombre de manera muy simpática, queriéndome enseñar sobre la vida. El hombre me dijo que era director de cine, pero yo no lo conocí, me dijo que en su vida se le habían acercado gente que después lo habían traicionado, y que yo debía de cuidarme de esa gente en mi vida. Cuando nos dimos cuenta cayo la noche, y el hombre se acordó que no había cenado, se levanto, me agradeció por haber tenido conmigo tal conversación pero yo no le acepte los agradecimientos, es más, yo se los di a él encarecidamente, nos despedimos, y me marché a mi habitación, pensativo por lo ocurrido.
Cuando llegué a mi cuarto y vi a mi padre, le conté lo ocurrido, y el me dijo que me había visto y que el hombre se parecía a un director de cine, yo le dije sorprendido, que el hombre me había dicho que lo era pero yo no lo conocí, mi padre me dijo que las tres o cuatro horas que había estado hablando con aquel hombre, había estado hablando con Luís García Berlanga.
Miraba unas colinas cercanas por donde pasa el camino que horas antes había andado yo, y divagaba en no se que reflexiones mías, cuando por aquellas colinas vi a un hombre andando, que venía hacia mi, el cual estaba a una distancia de un kilómetro aproximadamente. El hombre apenas era un pequeño bulto en el paisaje, pero era un bulto móvil, que aunque lento avanzaba inexorablemente. Pasaron unos minutos y vi que aquel hombre llevaba una mochila muy grande y que vestía unos marrones pantalones cortos y una camiseta blanca también corta, pasaron otros cinco minutos, cuando vi que era un hombre mayor, octogenario quizás, con pelo corto y barbas cortas, ambas blancas como la nieve, tenia los ojos azules y llevaba unas gafas viejas y grandes, iba muy sucio , y andaba fatigado apoyándose en un viejo y arrugado bordón con el cual marcaba los pasos y se acercaba a mi.
El hombre estaba ya a escasos cincuenta metros cuando comenzó a ascenderle la cuesta que tienen los puentes romanos y seguidamente comenzó a bajar el lado contrario del puente , se acerco a mi en vez de continuar su camino o entrar en el alberge (como creía yo, puesto que ya era tarde para continuar andando).El hombre media un metro con sesenta o setenta centímetros.
-Joven-comenzó a decir el anciano hombre con una voz no muy ronca y con un tono agradable-¿puedo sentarme junto a ti?
-Por supuesto caballero, el campo es de todos- le conteste, y el hombre se sentó con trabajo, y me miro con una mirada muy penetrante.
A partir de ese momento empezamos a hablar sobre diversas cosas, escuchándole hablar comprendí que era hombre muy sabio, que sabia de muchas cosas, me supo aconsejar sobre mi futuro y como tendría que tomar mis decisiones en adelante. Todo esto me decía el hombre de manera muy simpática, queriéndome enseñar sobre la vida. El hombre me dijo que era director de cine, pero yo no lo conocí, me dijo que en su vida se le habían acercado gente que después lo habían traicionado, y que yo debía de cuidarme de esa gente en mi vida. Cuando nos dimos cuenta cayo la noche, y el hombre se acordó que no había cenado, se levanto, me agradeció por haber tenido conmigo tal conversación pero yo no le acepte los agradecimientos, es más, yo se los di a él encarecidamente, nos despedimos, y me marché a mi habitación, pensativo por lo ocurrido.
Cuando llegué a mi cuarto y vi a mi padre, le conté lo ocurrido, y el me dijo que me había visto y que el hombre se parecía a un director de cine, yo le dije sorprendido, que el hombre me había dicho que lo era pero yo no lo conocí, mi padre me dijo que las tres o cuatro horas que había estado hablando con aquel hombre, había estado hablando con Luís García Berlanga.
6 comentarios
Bernal -
Malsapo -
Bernal -
Gracias por dar tu opinión, me gustan las personas directas.
Saludos
MalSapo -
Bernal -
un abrazo
Goreño -
Saludos